LOS 3 VENENOS DE LA HUMANIDAD Y SUS ANTÍDOTOS
El Buda enseñó que los venenos mentales son tres: el apego, el odio y la ignorancia.Se le llama los tres venenos, porque de ellos crecen los males de la vida y nos corrompen por dentro. Aqui los presentamos con sus respectivos antídotos.
EL APEGO: se encuentra fundamentado en un sentido extremo de poseer algo; lo reconocemos como una identificación mental y emocional obsesiva hacia algo o alguien, un impulso ávido que niega la ley de inpermanencia. Para la persona que desea y trata de perpetuar eternamente sus anhelos, todo aquello que impida este propósito se manifiesta mediante formas de enfrentamiento o evasión. Así, ante los impedimentos, el individuo actúa impulsivamente e irresponsablemente pues trata de retener, sea como sea, y usando todos los medios a su alcance para saciar lo que le parece es una necesidad.
Es un vínculo obsesivo con un objeto, idea o persona que se fundamenta en cuatro creencias falsas: que es permanente, que te va a hacer feliz, que te va a dar seguridad total y que dará sentido a tu vida. Cuando tienes un vínculo de este tipo no estás preparado para la pérdida y no aceptas el desprendimiento, esto desencadena dolor en otros y en sí mismo.
El Budismo enseña, sin embargo, que existe una posibilidad de superar el apego basada en el dar por dar, ya que activa la humildad y compasión. Esta forma estamos propiciando el antídoto de este primer veneno denominado deseo manteniendo estado de ecuanimidad.
EL ODIO: Entendido como un rechazo visceral y emocional que sentimos contra algo o alguien. El odio es un impulso ciego y arrollador que, en muchas ocasiones, genera una verdadera fuerza destructiva allá donde depositemos nuestro rechazo. La cólera, la ira, el insulto y demás actitudes emocionales radicales, relacionadas con el odio, son evidentemente posturas extremas que acaban generando conflicto y destrucción en nuestras relaciones.
¿Cómo debemos actuar, pues, ante hechos cargados de odio y resentimiento? Como ya hemos visto anteriormente, la separatividad es un mecanismo de autodefensa del ego que se apega a sus propias identificaciones y rechaza, a través del odio, lo que ilusoriamente se plantea como fuera de él. Su antídoto es la compasión, que permite ver que todo viene de algo.
LA IGNORANCIA: Es falta de claridad cuando percibimos los hechos del mundo y solemos actuar de forma confusa. El mundo que vemos bajo la mirada de las percepciones es siempre manipulable, incluso dañino, pues la manera que tenemos de ver las cosas acaba oscureciendo la naturaleza real de las mismas ya que siempre las interpretamos, por nuestra experiencia o conveniencia..
Necesitamos corregir esta idea de sentirnos y creernos separados. El Budismo enseña que nuestra felicidad radica en la desidentificación con aquello que nos creemos ser. Cuando disolvemos la ilusión de la identidad en el yo, surge naturalmente la experiencia de la sincronicidad. La naturaleza dualística del pensamiento es la raíz de nuestro sufrimiento. Esta experiencia de desidentificación es la esencia de toda sanación.
Por lo tanto, es la mente cegada por la ignorancia la que traza fronteras y límites ilusorios que generan dolor y sufrimiento innecesario.
De esta forma, a través de la práctica perseverante y del desarrollo adecuado de la atención consciente, va surgiendo la SABIDURÍA (entendida como disolución de la ignorancia), la ECUANIMIDAD (esto es, la serenidad mental y emocional que permite la disolución de los apegos) y la COMPASIÓN (o disolución de la cólera y el odio)
Saber es tener certeza, pues el conocimiento no está sujeto a interpretaciones; es un hecho experiencial idéntico y generalizado para todos. Más allá de la percepción no hay juicios. Juzgar esto o lo otro, de esta o de aquella otra manera, es un mecanismo del sujeto (subjetivo) Los juicios siempre entrañan rechazo de una realidad total.
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